domingo, agosto 27, 2006

El fascismo colombiano

Heil Alvarof Hitler!
Hermosísima pieza histórica la que nos entrega el analista Pinzón Sánchez sobre el fascismo y su pérfida presencia en Colombia. Escrito alleccionador y educador que nos lleva a entender el por qué del Terrorismo de Estado en Colombia y su práctica por parte de la oligarquía colombiana con la dirección persistente y criminal de los Estados Unidos.


Por Alberto Pinzón Sánchez, ANNCOL

Ha sido tan profunda y perecedera la experiencia del nazi-fascismo en la humanidad entera, que su caracterización, a pesar de los tantos y muchos estudios y ensayos salidos desde todas las ramas de la ciencia, no han hecho otra cosa que mostrar la manera tan compleja y diversa como se ha ido expresando la contradictoria esencia de este fenómeno económico, político y social contemporáneo aún inacabado.

Antes de iniciar cualquier acotación, hay que reconocer de manera autocrítica profunda, que el concepto limitado, surgido en el pensamiento marxista y el movimiento obrero europeo de la época de su asenso, a pesar de la paralización y las limitaciones impuestas por la interacción directa del stalinismo y el nazismo (que tuvo su expresión máxima en el pacto diplomático Ribentropp- Malenkof en 1939); logró captar tres aspectos esenciales del fenómeno. Uno, la ya clásica caracterización que hiciera Dimitrov, de la 'dictadura terrorista abierta y sanguinaria de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero'.

Dos, el hecho de que en las condiciones de desarrollo de los monopolios del capitalismo industrial y financiero, una centralización tan enorme del poder del Estado, implicaba además la destrucción de la mayoría de las conquistas del movimiento obrero contemporáneo y la desmoralización permanente de su conciencia de clase.

Y tres, un nuevo reordenamiento y reparto del mundo por parte de estos monopolios, que permitiera el despojo y rapiña inmisericorde de los pueblos atrasados y coloniales, y diera cuenta de las realidades de ese momento: Alemania en todas partes, Italia en los Balcanes y Abisinia, Japón en el Sur de Asia, etc.

Pero no era todo. Tal y como lo había sugerido Marx en la introducción general en el siglo anterior, Hacía falta verlo como totalidad en movimiento, no solo expresión mecánica de la economía en una forma terrorista, cruel y represiva de gobierno burgués, para destruir el proletariado organizado y ejecutar un nuevo reparto imperialista del mundo; sino con sus implicaciones dialécticas en doble vía en toda la sociedad capitalista desarrollada, en donde se engendró en un momento determinado de su historia:

Además en la 'hegemonía' ideológica y política. En los aparatos represivos del Estado tanto armados como jurídicos y carcelarios. En las estructuras tanto políticas y propagandísticas, como educativas, religiosas, morales e incluso artísticas que el Estado posee para imponer dicha hegemonía. En las maquinarias represivas tanto armadas como jurídicas y carcelarias de que dispone para ejecutar su 'coerción'. Así como en las particularidades históricas y desarrollos que caracterizan cada régimen, es decir en el nudo o bloque de clases dominante y su relación con las clases subordinadas, de cada país, pues el fascismo no surge y cae del cielo en el horizonte social, como un rayo seguido de un trueno, sino que se incuba durante un largo periodo como un huevo de serpiente.

La catástrofe innombrable de muerte y destrucción que asoló al mundo, llamada pomposamente 'segunda guerra mundial' y sus secuelas que duran hasta hoy, le han mostrado a la humanidad en la práctica los vacíos teóricos e indecisiones surgidas de los ' juegos de interacción', que impidieron hacerle frente con éxito en su momento oportuno, al surgimiento y consolidación del monstruo nazi-fascista.

Ahora vayamos a la Colombia actual

En Colombia desde la muerte de Simón Bolívar (1830), se enfrentan en una cruenta lucha de clases; una oligarquía latifundista y financiera transnacionalizada apoyada desde ese entonces por el gobierno Norteamericano; contra el 'pueblo trabajador' (concepto manejado por Gramsci en 1921 que incluye tres clases sociales, los obreros, los campesinos y las abundantes capas medias).

Esta lucha de dominación y explotación, se desarrolló hasta el pacto de Benidorm en 1957, bajo la forma de ciclos recurrentes de guerra sectaria bipartidista entre los trabajadores reclutados a la fuerza y adscritos a uno de los dos partidos tradicionales, liberal-conservador, seguida de un pacto de paz para el reparto del presupuesto estatal. En el siglo XIX nueve (9) 'guerras civiles bipartidistas de grandes proporciones y en siglo XX la guerra civil liberal-conservadora no declarada llamada 'violencia', iniciada en 1946 pero generalizada a partir del asesinato del líder de la izquierda liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 y cuyo fin se pactó en Benidorm en 1957, con la instauración del Frente Nacional bipartidista. (Fernando Guillen Martínez. Editorial Planeta. Bogotá. 1.996).

Sin embargo, esta última guerra desarrollaría en su interior la toma de conciencia y diferenciación clasista de amplios sectores de los trabajadores del campo y la ciudad colombianos, levantados en armas mediante la forma de guerrillas defensivas de supervivencia.

En junio de 1953 el gobierno 'corporativo' conservador, ejercido por el dictador civil e ideólogo falangista Laureano Gómez, ante la imposibilidad de derrotar militarmente las guerrillas liberales-gaitanistas y comunistas, es reemplazado mediante un golpe militar apoyado por la embajada Norteamericana, por el general Gustavo Rojas Pinilla, quien instaura una dictadura militar abierta. Uno de sus primeros actos de gobierno es proponer una amnistía para los guerrilleros. En los llanos orientales pactan Guadalupe Salcedo y Franco Isasa. En el Magdalena medio Rangel Gómez. En el Sumapaz se desmoviliza Juan de la Cruz Varela y en el Tolima Isaura Yosa y Jacobo Prías Alape. Se acogen también las guerrillas de Urrao y las del rio Sinú. El otro acto de gobierno importante de la dictadura, fue pagar el apoyo brindado con el envío a Corea en 1954, de un importante batallón de militares colombianos, a guerrear bajo órdenes directas de oficiales Norteamericanos.

Uno a uno van cayendo ajusticiados a manos del tenebroso servicio de inteligencia colombiano (SIC), los más importantes jefes guerrilleros desmovilizados. Otros como el dirigente comunista agrario e indígena paéz Isauro Yosa (a. Líster) son encarcelados y enviados al campo de concentración de Cunday en Tolima. Los pocos que pueden se refugian montaña adentro. El llamado 'batallón Colombia' regresa con oficiales altamente entrenados y férreamente adoctrinados en la lucha contra el comunismo internacional, y apoyada por el Ejercito Norteamericano, la dictadura militar elabora el Plan para desembarcar 9.000 soldados, controlar la región tolimense donde se encontraban los desmovilizados filocomunistas y así da inicio a la operación en junio de 1955, con el bombardeo masivo e indiscriminado de la región de Villarrica. Una nueva guerra hasta entonces desconocida en el país que dura hasta hoy día, se le había impuesto al pueblo trabajador colombiano: la guerra de baja intensidad (GBI) (Jacques Aprile. Crónica de Villarrica. ILSA. 1.991).

El ejercito colombiano la llamó guerra contra-insurgente y sus lineamientos básicos los había establecido en un memorando secreto el famoso Brigadier General William P.Yarboroug en Fort Braga (Carolina del Norte): 'crear una fuerza clandestina para realizar funciones de contra-ataque y contra-propaganda y, si fuese necesario ejecutar acciones paramilitares de sabotaje o terroristas contra los oponentes comunistas declarados, que Estados Unidos debe respaldar. Unidades de búsqueda y aniquilamiento, que le quitarán el agua al pez' como el General Ruiz Novoa comandante del batallón Colombia en Corea, alumno aventajado del General Yarboroug y jefe de la operación en Villarrica Tolima, le aseguró a la escritora de Human Rights Watch, Robin Kirk. (Ver su libro; Más terrible que la muerte. Ed Paidós. 2.005. Barcelona. Págs. 76 y ss).

No era mucho pedir. La historia política y militar del bloque de clases dominante en Colombia, estaba llena de experiencias de la utilización de fuerzas para-militares al estilo de los 'Freikorps' anticomunistas usados en su lento asenso al poder por el nazismo hitleriano: Estaban los 'guerrilleros de cristo-rey' de la década de los treinta. Los 'chulavitas, los pájaros y los bandoleros' usados a discreción durante la 'violencia del cincuenta', de acuerdo la dinámica de dominación y de afianzamiento del poder del Estado, en cada región del país. (Ingrid Johanna Bolívar. Violencia Política y formación del Estado. Cinep-Uniandes. Bogotá 2003).

Así a partir de Villarrica en 1955 y hasta hoy, lentamente y etapa tras etapa, gobierno tras gobierno, amparados y protegidos oficialmente con la impunidad de todo el Estado colombiano, el paramilitarismo creado en Fort Bragg, fue cumpliendo todos los objetivos clásicos de la guerra de baja intensidad: control de territorio, control de recursos, control de población, tareas de inteligencia y eliminación del 'enemigo interno', consolidando en todo el país un régimen de Terrorismo de Estado.

Al punto que medio siglo después, en cuanto al objetivo de la eliminación del enemigo interno con el fin de quitarle el agua al pez, se calcula que han sido fusilados o desaparecidos en operaciones encubiertas típicas de este modo de operar, más de 100.000 dirigentes cívicos, populares sindicales, maestros, indígenas, afro descendientes, estudiantes, y en especial más de 4.000 cuadros políticos del partido político de izquierda marxista llamado Unión Patriótica.

Y en cuanto a los otros objetivos del control de territorio, control de recursos y control de población; actualmente se pueden presentar los siguientes resultados: 44 millones de hectáreas de la mejor tierra del país han sido quitadas a 4 millones de campesinos y han sido apropiadas por 2.428 terratenientes paramilitares (Centro de investigaciones de la Universidad Nacional de Colombia Mayo 7 del 2006).

A lo cual se le puede agregar el balance provisional que hace un reconocido economista y columnista del diario conservador el Colombiano de Medellín: 'Los paramilitares han transformado tan violentamente y en tan poco tiempo el paisaje cultural, social, económico y político con esa suerte de acumulación de narco-capital. Han modificado la economía, con nuevos renglones agroindustriales, nuevas compañías aéreas, la inversión en sistemas de comunicación -en varias ciudades intermedias participan en la introducción de sistemas de seguridad visuales a través del Internet inalámbrico- han potenciado la regionalización económica ensanchando la frontera agrícola, con nuevas empresas de palma africana y otros cultivos de plantación. Al tiempo, realizan la más violenta contrarreforma agraria -la revista Cambio recientemente ilustró el caso de Urabá- sólo comparable a la que se hizo con la otra guerra, que eufemísticamente llamamos La Violencia del 50 y de la que surgió la estructura del poder actual.

Debiesen ser asunto de análisis las nuevas capas sociales que de allí se están desprendiendo. Del binomio patrones-peones, ha surgido un 'nuevo campesinado' que se transporta en moto y que dejó como asunto de museo, al Juan Valdés de la mula y el café. Es un 'campesinado' que juega de peón diurno y de paramilitar nocturno. Si bien trabaja en el campo, intercambia e influye decididamente en los cinturones populares de las ciudades, mientras, sus 'patrones' hacen tránsito de 'señores de la guerra' a empresarios urbanos y agroindustriales, en un equilibrio inestable entre lo legal y lo ilegal. Entre el narcotráfico y el mercado negro de la gasolina, junto al control de servicios del Estado como la Salud (ARS), y la 'seguridad' de amplias regiones de la geografía nacional. Han incursionando con éxito en los últimos tres años en el dominio político y de seguridad de algunas capitales departamentales, donde han llegado a relaciones simbióticas con las administraciones municipales: los alcaldes se permiten reclamar el éxito de la disminución de los homicidios y de los delitos contra la propiedad, mientras que muchos sectores populares confunden esa Pax Romana y esa seguridad, con la seguridad democrática' (El Colombiano 01, 06,05).

Lo que constituye un avance, a pesar de no decir una sílaba sobre el dominio que tiene este narco-capital en el llamado 'Sistema Financiero Nacional', la especulación financiera, el lavado de activos, la reevaluación de la moneda colombiana, y en la miseria generalizada y desnutrición infantil producida por el Neoliberalismo en campos y ciudades, ampliamente documentada en recientes estudios sociales de la Oficina de las Naciones Unidas para Colombia.

Sin embargo y a pesar de todo esto, el supremo objetivo para el que fueron creados de ganar para sus creadores la guerra anticomunista en Colombia, aún no se ha podido cumplir y muy por el contrario, el conflicto social y armado continúa avanzando implacable sin solución e incluso agravándose.

Y así llegamos al actual gobierno del presidente Uribe Vélez iniciado en el año 2002, durante el cual concluye todo el proceso económico social de asenso, consolidación e inserción en la sociedad de esta nueva burguesía mafiosa y lumpenesca, con la promulgación por parte de un parlamento de bolsillo de una ley de impunidad jurídica y lavado de sus narco fortunas, que se conoce como la legalización del Terrorismo de Estado en Colombia, y que no es mas que el establecimiento definitivo de un Estado fascista, para imponer en el país por medios de la guerra contra-insurgente el desigual pero libre mercado del Imperialismo y propagar la pobreza de la mundialización Neoliberal.

Y decimos que es un Estado fascista no por mera consigna de agitación sino como concepto de análisis sociológico de amplias connotaciones políticas, porque además de lo hasta aquí expuesto, existen otras razones:

Primero, no es solo ese 'clima moral envenenado' que rodea todo ascenso del fascismo, como lo señala el amauta Mariategui, sino la forma cómo se ha manipulado por parte de los medios de comunicación de masas y la 'propaganda nazi', la psicología de las abundantes capas medias colombianas, para generarle en esa amplia base social, un verdadero culto a la personalidad del presidente Uribe Vélez hasta convertirlo en un verdadero mini-führer, quien como los 'caudillos' fascistas Franco en España y Salazar en Portugal, no ha necesitado recurrir a realizar las millonarias manifestaciones de Mussolini o Hitler. Le ha bastado con las encuestas de popularidad y opinión, que le realizan periódicamente los medios masivos de comunicación y propaganda.

Segundo. Podemos también observar, cómo la larga y tórpida crisis colombiana, se intenta solucionar con una variedad criolla 'corporativa y gremial' de gobierno (dentro del cual el generalato actúa como un gremio más), lo cual es claramente fascista.

Tercero. Cómo se aglutina a la población sobre la satanización del enemigo interno (el basilisco comunista o terrorista) que será derrotado por el beatífico San Jorge, y cómo se genera un Estado policial de mutua sospecha, basado en las denuncias sin rostro de en un millón de soplones o 'sapos' pagados por el Estado.

Cuarto. Cómo se entrelaza la política gubernamental con organizaciones religiosas tradicionales de corte fascista internacional, tales como el Opus Dei, y Tradición Familia y Propiedad.

Quinto. Cómo se exalta el patrioterismo nacionalista y se genera un estado de zozobra permanente en contra de los países vecinos, acusándolos de ser los responsables de los problemas internos de Colombia.

Sexto. Cómo se gobiernan con una pandilla de amigos, compinches y asociados o familiares, que se posicionan unos y otros en los cargos gubernamentales y usan el poder gubernamental y la autoridad para proteger a sus amigos de la responsabilidad de rendir cuentas, y apropiarse descaradamente de los recursos y del tesoro nacional.

Séptimo. Cómo se realizan elecciones fraudulentas, se manipulan con campañas amenazantes en contra de los candidatos opositores e inclusive el asesinato de los mismos, o se controla descaradamente el aparato electoral del Estado. Se induce la descomposición de los partidos políticos y se permite que el parlamento de Augías, sea controlado en su mayoría por el narco-capital y legisle en su favor en el marco de un aparente régimen democrático y parlamentario.

Octavo. Cómo se obliga al exilio (cuando no se les mata) a intelectuales y escritores críticos y se trata de generar una atmósfera de 'amnesia colectiva', mediante la creación de comisiones estatales de la verdad de bolsillo y el uso de una 'neo-lengua tecnocrática de los reality shows', como la llama Humberto Eco.

Décimo. Cómo se ha ido eliminado y desmoralizado al sindicalismo democrático y clasista destruyendo las pocas conquistas del movimiento obrero. Se ha penalizado la más mínima protesta social o huelga, (para no detenerme en los demás derechos sindicales).

Decimoprimero. Cómo se ha hostilizado a las organizaciones que defienden los Derechos Humanos, perseguido a sus promotores y rechazado y ridiculizado sus informes.

Decimosegundo. Cómo se ha convertido el aparato judicial del Estado, la Fiscalía de la Nación y las oficinas de inteligencia del Estado, en corruptas agencias clientelistas de la presidencia.

Decimotercero. Cómo se ha generado un clima permanente de guerra y se ha militarizado la sociedad entera, intoxicándola con los medios de comunicación y ostentosos desfiles militares semanales.

Decimocuarto. Talvez el más importante: Cómo se ha fortalecido la economía y la máquina para la guerra, y se ha generalizado la corrupción de los contratos y compras de armas dentro de las filas del ejercito, con dineros provenientes no solo de los narco capitales, sino de los inmensos recursos provenientes del presupuesto de la nación, quitados a otros sectores de la sociedad como la salud o la educación. Y cómo los dineros provenientes de los contribuyentes de los Estados Unidos, para adelantar una guerra química y militar de destrucción y ecocidio, llamada en la propaganda fascista 'war drug'; lo único que ha conseguido es mantener estable el precio y la calidad de la cocaína en las calles de las ciudades Norteamericanas, tal y como lo acaba de reconocer el diario New York Times (19 Agosto 2006), y frente a lo cual el ex ministro del Interior del régimen Sabas Pretel, director del poderoso gremio de los grandes comerciantes colombianos, ha tenido que reconocer que todo ese esfuerzo militar ha servido para que la oferta no sea excesiva y tumbe los precios de la siguiente manera: ' Si no lo hubiéramos hecho el país de ellos, Estados Unidos, Europa, estaría, literalmente, inundada de coca' (efe/terra 21 agosto 2006).

Así las cosas uno puede volver a preguntarse: ¿Es esto fascismo?
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Texto de la lectura hecha por Alberto Pinzón Sánchez, el 23 de agosto 2006 en la sede de la Asociación Latinoamericana de la ciudad Alemana de Dresden.



Columnistas
25.08.2006