sábado, junio 09, 2018

La Libertad y La Abstención

Como soy un hombre de principios el derecho Constitucional de ser libre me lo he tomado en serio por eso he buscado ser libre de la ignorancia , libre de la creencia errada,libre de la ruina económica y libre sobre todo de la opresión política ;por ello ,después de leer con atención los insustanciales programas de gobierno de los dos candidatos a la Presidencia de la República plagados de retórica, lugares comunes, frases hechas, falacias ,insulsa palabrería y huérfanos de ideología, principios éticos , alternativas serias económicas , expresadas con conceptos claros, contundentes, sin rodeos ,a fin de hacernos comprender cuáles van a ser sus políticas para sacar del mundo de las penurias a tanto joven desempleado, a mujeres explotadas, a los mendigos que populan en los semáforos , a contingentes de niños y ancianos abandonados , a miles de familias sin techo; y después de haber leído como de manera soterrada se va a seguir facilitando el lavado de activos, el contrabando, el agiotismo , el acaparamiento para facilitar la especulación en los supermercados; y al observar que ninguno de los candidatos tiene dentro de su programa cerrar la brecha salarial y de ingresos, ni la congelación o no pago de la deuda externa, -que ha desembocado en la ruina y el sometimiento de Colombia a la voluntad de potencias extranjeras por varias generaciones debido a la inmensa deuda, que incluso ha desatado hostilidades, económicas, por parte de los países acreedores-ni de revertir a la Nación, los pozos de Petróleo o los yacimientos de Carbon y otros minerales, como el oro y la plata en manos de extranjeros, o de derogar el delito que sanciona con 12 años de prisión al campesino que siembre una semilla , que no esté certificada y sea comprada a una multinacional, o de no poner ningún tipo de arancel a la maquinaria pesada, tractores, cosechadoras, trilladoras, etc que podrían solucionar el problema de la producción en el campo para abaratar el costo de vida a las personas , he llegado a la conclusión de que votar por cualquiera de ellos pondría en peligro mi derecho a la libertad ,por esa razón no votaré, como lo haremos la mayoría de los colombianos que pensamos sensatamente y estamos a la espera que a los clanes, que saquean la República,las facciones que llenas de odio y venganza han protagonizado execrables masacres , las clientelas electoras que llevan a sus patrones al poder a apropiarse los bienes del Estado ,sean reemplazadas por partidos políticos que canalicen con su ideología, programas y propuestas a la mayoría de ciudadanos permitiéndole a sus miembros que no sólo ejerzan el derecho de elegir sino fundamentalmente el de ser elegidos a fin de que la democracia representativa sirva de sepulturera de la cleptocracia con la que se enriquecen empobreciendo al pueblo , mientras esto no ocurra otra vez ganará la abstención , pues con nuestros votos no vamos a legitimar un "Gobierno " de cleptocratas que nos oprima ;y acogemos lo que decía Policarpa Salavarrieta, el día de su fusilamiento por orden de la Corona Española: “¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería vuestra suerte si conociereis el precio de la libertad! Ved que, aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. Cobarde pueblo, yo os compadezco. ¡Algún día tendréis más dignidad!”.

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martes, octubre 30, 2007

Aplicaciones de la Retorica

Hay presentaciones orales cargadas de efectividad tecnológica por la impactante asistencia de recursos audiovisuales, cuyos expositores resultan interesantes y locuaces, pero cuyos contenidos lucen débiles, desordenados e incapaces de convencer formidablemente a la audiencia. La Retórica nos puede enseñar cómo argumentar para lograr niveles persuasivos muy altos.

La Retórica ha cambiado el curso de la Humanidad no pocas veces; cuando San Agustín, entre los siglos IV y V d.C. barrió tres herejías, Retórica en mano, además de consolidar el Cristianismo, nos enseñó que no se debe atacar a los hombres, sino a las ideas, pues aquellos se afilian a estas; luego, en el s. XVI, un monje agustino, Martín Lucero, propicia el gran sisma de Occidente, la fractura de la Iglesia, y su arma es la Retórica; frente a él, otro agustino, Erasmo de Rótterdam, y San Ignacio de Loyola, valiéndose de la Retórica, logran contener el deslave institucional; y en el s. XX, una figura política como Adolf Hittler consigue movilizar masas, con las consecuencias conocidas por todos, usando la Retórica. ¡La Retórica es un poder!

El discurso retórico es concebido como una superestructura finamente urdida para convocar equilibradamente las cargas emotivas e intelectuales del interlocutor, como si activara sutilmente resortes en su psiquis, hasta conseguir la persuasión (a corto plazo) y la convicción (a largo plazo).

La Retórica desarrolla el discurso en cuatro partes y nueve subpartes. Las denominaciones de estas partes están en latín, respetando la terminología original, pero que traduciremos adecuadamente entre paréntesis.

La primera parte se denomina Exordio (introducción), es emotiva, y su objetivo es instalar al auditorio en el tema. Consta de dos subpartes: 1) la Captatio Benevolentiae (captación de la benevolencia), que es un hacer o un decir para captar la atención del auditorio; puede ir desde un chiste, anécdota o preguntas pertinentes con el tema hasta una pequeña teatralización vinculada con el eje temático; imaginemos un hipotético tema, el aborto, al cual podría corresponder una captatio con las siguientes preguntas: ¿Acaso no es tolerable que una madre aborte porque fue violada? ¿Puede esa misma madre abortar y estar segura de que no priva a la humanidad de un genio?; nótese el carácter contrastante de las posturas en ambas preguntas; 2) la Partitio (partición) es un mapa de la charla, y consta del enunciado del tema, y de la enumeración y enunciación de las ideas a desarrollar, de manera tal que el auditorio tenga claro por dónde va la charla a cada paso. ¡Cuidado: no enuncie su postura abiertamente, todavía no!;
ej.: Este tema del aborto lo desarrollaremos en tres ideas con el siguiente orden: 1º) un enfoque filosófico, 2º) un enfoque sociológico y 3º) un enfoque teológico cristiano.

La segunda parte se denomina Narratio (narración, ambientación), es intelectual, y su objetivo es instalar al auditorio en una atmósfera psicológica e intelectual proclive a la postura del orador. Se constituye de dos subpartes: 1) el Factum (hecho o tema) hace mención del tema en relación con la narración pro argumental que le sigue (algo así como: este tema del aborto quedará más claro si escuchamos una historia que lo ilustrará muy bien); en la Retórica Forense en lugar de enunciar el tema, se enuncia el hecho del que se presume delito; 2) la Descriptio (descripción o relato) es un cuento, más bien, parábola, que ilustra el tema a desarrollar, desde la postura del orador, si bien esta no se ha expuesto todavía; digamos que la descriptio es una exposición subliminal de la postura, en la que una parte desprevenida de la audiencia cede inconsciente y emotivamente su postura inicial; en la Retórica Forense, la descriptio es el relato del presunto delito, desde la óptica del defensor o del acusador.

La tercera parte es la Confirmatio (confirmación), es intelectual, y su objetivo, confirmar al auditorio en la postura del expositor; en esta parte, el orador busca persuadir (aproximando al auditorio a su postura) y disuadir (alejando al auditorio de las posturas que este poseía antes de la charla); más tarde, buscará neutralizar a quienes no se dejaron persuadir ni disuadir. Se divide en tres subpartes: 1) la Propositio (proposición) o propuesta de la postura; el orador refresca el tema, en relación con la descriptio y con la subparte que sigue, la argumentatio; por ejemplo: este relato que acabamos de escuchar nos confirma que el aborto no siempre es justificable, y veamos de seguidas los argumentos que sostienen esta tesis; 2) Argumentatio (argumentación) o desarrollo de los argumentos siguiendo una secuencia definida: en primer lugar, los argumentos fuerte, luego los argumentos débiles, y por último, los argumentos más fuertes; y 3) la Altercatio (altercado) o contraargumentación, que consiste en la presentación (generalmente en forma de preguntas que el mismo orador se adelanta a responder) de los contraargumentos que el expositor sospecha que existen en el auditorio, como si secuestrara a la audiencia tales contrapreguntas, y las resolviese acto seguido. Esta última subparte es de capital importancia para desmembrar el tejido postural del receptor.

La cuarta parte se denomina Epilogus (epílogo o cierre), es emotiva, y consta de dos subpartes: 1) la Enumeratio (enumeración) o enunciación del tema tratado, desde la óptica de la postura, y la enumeración y enunciación de las ideas desarrolladas; de este modo, el mapa es repasado, y el auditorio se lleva en la memoria los contenidos más importantes; la enumeratio es una partitio, pero en tiempo pasado; 2) la Commotio (conmoción) es una cita emotiva con la que se cierra el discurso, y en la que son importantes dos factores: de una parte, que se exalte al autor de la misma, y de la otra, que se la diga con un tono grave y un ritmo lento, para que sea eminentemente apelativa de las emociones, sin dejar de apelar a la razón; con la commotio, se consigue neutralizar aquellos que no se dejaron persuadir o disuadir, puesto que, frente a la lluvia de aplausos, no pensarán que el público aplaude al autor de la cita, sino al orador, con lo que se abstendrán de hacer algún despropósito en la sección de preguntas.

Si visualizamos el discurso retórico de una manera esquemática, quedaría como lo tenemos de seguidas.



Como se podrá echar de ver, la estructura del discurso retórico luce compleja, tanto por la profusión de partes como por la denominación latina de las mismas; sin embargo, vale la pena hacer el esfuerzo por dominarla llevándola reiteradamente a la práctica, pues los discursos que podemos registrar como más importantes en la retórica occidental de los últimos 25 siglos confirman el éxito de esta estructura.

¡Claro está! La arquitectura argumental del discurso retórico varía de un texto oral a otro, con lo que la aplicación del esquema de arriba queda sujeta a la flexible adaptación de las circunstancias. Habrá discursos que por su temática y formalidad circunstancial no tolerarán una captatio teatralizada, ni anecdotizada, sino que demandarán un conjunto de preguntas inquietantes. Habrá discursos que tolerarán como commotio la cita de un poema, en tanto que otros solo resistirán citar una frase emotiva sobria de apenas dos renglones. ¡Todo queda en el arbitrio y talento del conferencista!

Es fundamental que el líder comunicante nunca pierda en su horizonte el objetivo intrínseco de la retórica: invocar la razón y la pasión; las proporciones dependerán de las circunstancias. Si se presta atención a la estructura, se podrá percatar el lector de que el discurso retórico abre y cierra emotivamente, en tanto que el desarrollo intelectual subyace en el interior. Es como si el concepto estuviese envuelto cuidadosamente por la emoción. De este modo, la capa emotiva permite en el corto plazo que aparezca la persuasión, en tanto que el núcleo intelectual permite que aparezca en el mediano y largo plazo la convicción; sin embargo, ambas, emoción y razón, se entrelazan a lo largo del discurso, toda vez que en partes intelectuales del texto se da cabida a elementos emotivos y viceversa. Si el amigo lector desea ampliar información sobre la Retórica, puede para ello visitar la Biblioteca Digital del Portal de este servidor, donde tendrá acceso gratuitamente a un conjunto de textos de calidad sobre la materia, escritos por prestigiosos académicos.

Podríamos concluir diciendo que la Retórica es una herramienta extraordinaria para ordenar no solo las ideas (algo que preocupa a todo expositor) que serán captadas, interiorizadas por el auditorio, sino que, además, es una herramienta maravillosa para ordenar las emociones y sentimientos que serán despertados en el auditorio por dichas ideas (algo casi siempre descuidado por los expositores), y todo ello, en una cuidadosa orquestación de la razón y la pasión.

Para cerrar esta serie de cuatro artículos sobre Liderazgo Comunicante, nos queda señalar que el líder se constituye de un conjunto de virtudes y destrezas que le hacen ser una antorcha para sus seguidores; sin embargo, la brea que permitirá que esta antorcha brille más o menos es el Liderazgo Comunicante, esa capacidad de conectar eficientemente con sus seguidores por medio de la palabra. Y ya que hablamos de la palabra, sería oportuno cerrar recordando que ella es como un frágil puente de cristal, en cuyo centro el líder se reúne con sus seguidores, y de la armonía que se genere en el encuentro verbal, o de la violencia que se suscite en el desencuentro comunicacional, dependerá que el puente se quiebre dando con todos al abismo de la incomunicación, o que se opere la maravillosa alquimia que convierta en recio acero la fragilidad de la palabra como espacio de encuentro.

lunes, octubre 29, 2007

EL Partido Liberal se impone en las regiones, con 9 gobernaciones

El Partido Liberal Colombiano (PLC) se impuso hoy en los comicios regionales del país al obtener nueve de los 32 gobiernos departamentales, informaron en Bogotá las autoridades electorales.

El segundo mayor número de gobernaciones, cinco, fue para el Partido Conservador Colombiano (PCC), que conforma junto al PLC el conjunto de las dos formaciones tradicionales de Colombia.

El Partido Social de Unidad Nacional, conocido como Partido de la U y que promovió la reelección del presidente Alvaro Uribe en 2006, triunfó en cuatro departamentos, en tanto que el movimiento Cambio Radical (CR, de origen liberal) ganó en dos y el izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) salió victorioso en uno.

Los otros diez gobiernos regionales quedaron en manos de movimientos cívicos, independientes y de disidentes de los partidos tradicionales, según las estadísticas facilitadas por la Registraduría Nacional del Estado Civil, dependencia responsable de los comicios municipales y departamentales de hoy en el país.

Más de 27,58 millones de colombianos podían concurrir a estas elecciones, convocadas para designar alcaldes y concejales en los 1.099 municipios del país, y diputados (legisladores regionales) en los 32 departamentos, además de gobernadores, en todos los casos para el período 2008-2011.

Según los registros oficiales, el PLC gobernará los departamentos del Atlántico (norte), Caldas (oeste), Córdoba (norte), Cundinamarca (centro), Putumayo (sur), San Andrés y Providencia (archipiélago en el Caribe, norte), Santander (nordeste), Sucre (norte) y Vichada (este).

El PCC, por su parte, lo hará en el Guaviare (sureste), Huila (suroeste), Norte de Santander (nordeste), Risaralda (oeste) y Tolima (suroeste), en tanto que el Partido de la U encabezará las gobernaciones de Casanare (este), Chocó (noroeste), Guainía (sureste), Meta (centro).

Sin embargo, ninguna de estas tres formaciones, como tampoco CR ni el PDA, se quedaron con los gobiernos de los departamentos más importantes del país, los del Valle del Cauca y Antioquia, en su orden.

En el primero triunfó Juan Carlos Abadía, del movimiento cívico o independiente Por un Valle Seguro y que obtenía el 47,12 por ciento de los votos, mientras en Antioquia el vencedor fue Luis Alfredo Ramos, de la formación Alas Equipo Colombia, de origen conservador y que alcanzaba el 45,06 por ciento de los sufragios.

domingo, agosto 27, 2006

Una lección, General

En el mismo lugar, donde hace 50 años tiros de fusil segaron la vida de nueve estudiantes, los sobrevivientes de la Generación del Medio Siglo reescribieron su historia. Una placa devela las hazañas que tumbaron al general Gustavo Rojas Pinilla.

Nelly Mendivelso R.
María Claudia Rojas R.*

Uno a uno, con la misma puntualidad y pulcritud que caracterizó a las damas y los caballeros de mitad de siglo, fueron llegando a la cita que los reuniría con su pasado. Aunque sus rostros, surcados por profundas arrugas, ya no eran los de aquellos estudiantes osados, cuyas luchas inquietaron todo un régimen dictatorial, era evidente que sus convicciones permanecían incólumes ante el olvido, cincuenta años después.

La excitación se mezclaba con la ternura del reencuentro, en medio de abrazos sentidos. "Fue una mala hora", coincidían en repetirse unos a otros los más de 80 ancianos congregados. Solo ellos sabían por qué estaban allí, y, seguramente, también el Cristo, testigo silencioso de aquel momento emotivo. No importaba la mirada indiferente de los fieles habituales de la misa del mediodía. Tampoco su ignorancia sobre los hechos trágicos del 8 y 9 de junio, que escribieron una página en la historia del país, y que los reunía esta vez en la Catedral Primada de Bogotá. "Fue una mala hora", se lamentaban, "somos los sobrevivientes".

Sobrevivían a los disparos de fusil de la famosa carabina punto 30, que por esos días estrenaban los soldados del Batallón Colombia, ex combatientes en la Guerra de Corea. Cómo olvidar ese 9 de junio de 1954, cuando una multitudinaria marcha estudiantil reclamaba al Gobierno una respuesta por el asesinato del estudiante de Medicina Uriel Gutiérrez Restrepo, a manos de la Policía en los predios de la Ciudad Blanca, la tarde anterior.

Aunque indignados, los universitarios peregrinaron pacíficamente desde la portería de la calle 45 de la Universidad Nacional, pasando por la calle 26 y la carrera 7, hasta la calle 13, donde fueron contenidos por un pelotón del ejército, que "a punta de bala" les impidió llegar hasta el Palacio de San Carlos. El mismo luto acentuado de ese sombrío 9 de junio embargaba la conmemoración del cincuentenario de la masacre más grande del estudiantado a mitad del siglo XX. Sollozos y recuerdos los unían en la Basílica Mayor.

Carnaval sombrío


Periódico de la Federación de Estudiantes Colombianos, que aglutinó a los universitarios del país, sin clasismos y abierto a la libertad de expresión.

Como cada 8 de junio, costeños y paisas jugaban fútbol en los prados del campus cercanos a la calle 26, contienda que cerró las celebraciones del Día del Estudiante. Esa mañana, "bachilleres y universitarios cundieron, como si fuera un huracán de alegría y juventud, recintos y corredores de las aulas del saber", recuerda el ex ministro Crispín Villazón de Armas.

Como cada año, ese día se realizó la peregrinación al Cementerio Central para visitar la tumba de Gonzalo Bravo Pérez, víctima de los disparos oficiales en 1929. La caminata recordaba por qué se había instaurado esta fecha: el estudiante de Derecho representaba el inconformismo que la sociedad de la época tenía frente a la corrupción del gobierno de Miguel Abadía Méndez. El 8 de junio, la Guardia Presidencial que hacía frente a manifestantes empeñados en hacer cerrar los cafés, lo mató. Bravo Pérez "con su sangre había firmado el acta de defunción de la 'rosca' y el 'manzanillismo' que azotaba la ciudad", recuerda Carlos Medina en la obra Día del Estudiante. Crónicas de violencia 1924-1954.

Pero una fatal coincidencia del destino hizo que los carnavales se convirtieran en duelo inesperado. El animado partido de fútbol fue interrumpido por la llegada de un piquete de la policía que apareció "espontáneamente" en la Ciudad Blanca y disparó contra el grupo de estudiantes, segando la vida de Uriel Gutiérrez, el mismo día que 25 años atrás había visto caer a Bravo. Uno de sus compañeros, el abogado y economista Eduardo Arias, contó que "después de almuerzo, presenciábamos el juego, cuando aparecieron policías y se pararon al frente, indisponiéndonos. El ambiente se fue calentando y Uriel cerró con alambres la puerta de la Universidad, situada en la calle 26". Después de discutir ante la orden de la fuerza pública de abandonar el campus, un nuevo pelotón apareció minutos después y disparó. "Como Uriel era más alto, medía 1,80 metros y yo 1,65, una bala alcanzó su frente. 'Mataron un estudiante', gritaban escandalizados los jóvenes. Cuando me levanté, vi el cuerpo inerte de mi amigo tirado en el suelo".

Versiones históricas, algunas veces convergentes y otras divergentes, muestran que los hechos pudieron tener varias raíces. Una, el cambio del 8 de junio como Día del Estudiante para el 1 de abril, por orden del Gobierno. "Esta disposición secreta solo se hizo pública cuando nos aprestábamos a conmemorar el 8 de junio de 1954", revela Villazón de Armas, agregando que se intentó suprimir sus tradicionales celebraciones a cambio de "carne y alcohol".

La otra, se atribuye a la huelga de los estudiantes de odontología contra los "teguas". La intención de dar licencia a los "sacamuelas", apoyada por el decano de la Facultad, Rafael Malo Bolaños, desató ese día una gresca, que para el arquitecto Alberto Corradine explica la presencia "casual" de los uniformados. "Mientras se liaban a golpes con puños y ramas de árboles, una desafortunada llamada telefónica del secretario general de la Universidad a la policía ocasionó semejante tragedia. Ese fue el problema".

Estos dos factores apenas aclaran lo sucedido ese día, pero el problema se agudizó. Se acercaba el primer aniversario del gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla y la masacre ponía en tela de juicio su figura de pacificador, después de la cruel violencia bipartidista. La extraordinaria simpatía que suscitaba por haber liberado al país del autoritarismo de Laureano, empezó a desdibujarse con la muerte del humilde estudiante de 24 años, hijo de un educador, oriundo de Aranzazu (Caldas), que cursaba cuarto año de Medicina y segundo de Filosofía y Letras. Por primera vez mostró su cara de dictador. "El presidente no rectificó, no tomó medidas en contra de este asesinato", concluyeron jóvenes como Eduardo Gómez, que habían visto en el general una luz de esperanza.

Este poeta y abogado revivió en las celebraciones del 9 de junio de 2004 el momento nefasto. El corto tramo que lo llevó con cerca de 80 amigos desde la Catedral Primada a la Calle Real de Santafé de Bogotá (esquina de la calle 13 con carrera 7) para descubrir una placa de mármol, traería a la mente de la Generación de Mitad de Siglo no solo la muerte de Uriel sino la de nueve mártires más.

Al día siguiente

Diez nombres, indelebles en la historia del país, iniciarían la caída del régimen de Rojas Pinilla. En memoria de Uriel Gutiérrez Restrepo, Álvaro Gutiérrez Góngora, Hernando Ospina López, Jaime Pacheco Mora, Hugo León Velásquez, Hernando Morales, Elmo Gómez Lucich, Jaime Moore Ramírez, Rafael Chávez Matallana, Carlos J. Grisales, reza la placa que queda como documento para las nuevas generaciones. "Sépanlo, por aquí corrió sangre", exhortó Villazón de Armas.

El 9 de junio de 1954, por primera y única vez, 10.000 estudiantes de las universidades Javeriana, Externado, Andes, Libre, El Rosario, Gran Colombia, América y algunos de bachillerato se unieron al dolor de los de la Nacional, en una protesta por los hechos violentos del día anterior. "Fue emocionante el batir de los pañuelos blancos, al encuentro de los jóvenes de la Nacional y la Javeriana", evoca el médico javeriano Alfonso Becerra. La avanzada transitó con normalidad hasta llegar al cruce de la calle 13 con carrera 7; "al frente iban las mujeres armadas de belleza, coraje y dulzura", dice Villazón. "Eran más de 20 cuadras llenas de pañuelos blancos", poetiza el Himno de la FEC, compuesto, entre otros, por Álvaro Rojas.

Allí una tropa impidió el paso de los manifestantes. En espera de poder hacerlo, se sentaron en el asfalto. Uno de ellos llamaba a la tranquilidad, mientras se trataban de adelantar conversaciones con el ministro de Gobierno, Lucio Pabón Núñez. De la Calle 12 aparecieron unos refuerzos militares cuando intempestivamente sonaron descargas cerradas, se escucharon tres ráfagas de los combatientes de Corea que dejaron nueve cuerpos de estudiantes sin vida y varios heridos.

Esta relato, narrado a UN Periódico por los sobrevivientes, dista de versiones que desde la época se han dado por ciertas. En honor a la verdad, los representantes de la Generación del Medio Siglo, hombres y mujeres entre 70 y 80 años, intentan de viva voz acercarse a la realidad. En contraste, la versión oficial achaca la responsabilidad a "fuerzas oscuras" de sectores laureanistas y comunistas, empeñados en desprestigiar la "buena marcha" del general. Los ministros de la época dicen que vieron salir disparos de uno de los edificios aledaños al sitio de la manifestación, que dieron justo en el cuerpo del sargento que comandaba la tropa. "Los soldados cayeron primero, yo lo vi", dijo el ministro de Justicia, Gabriel París, quien seguía los hechos desde una ventana de su despacho; "en estas condiciones era elemental que la tropa disparara en legítima defensa", cita El Tiempo en su edición del 10 de junio de 1954.

Estos hechos estaban inmersos en un contexto global. Es necesario recordar que en ese entonces la Guerra Fría marcaba las decisiones políticas de las naciones; en el caso colombiano, los acontecimiento del 8 y 9 de junio fueron registrados por la prensa norteamericana y europea de manera distinta. Según una revisión del historiador de la Universidad Nacional, Medófilo Medina, el New York Journal- American y el Daily Mirror los interpretaron como "una acción decidida del Gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla en el combate contra el comunismo". En ese ambiente macarthista, era natural la explicación del brigadier general Duarte Blum, miembro de las fuerzas militares colombianas, quien adjudicó la tragedia a una patraña de laureanistas y comunistas. Entre tanto, la mirada europea se reflejaba en Neue Zürcher Zeitung un periódico de Zürich como el comienzo del divorcio entre el gobierno con la sociedad colombiana. El cronista resaltaba con verdadera indignación la tranquilidad con que el ministro París siguió la masacre desde un edificio próximo. Para el historiador Medina, ya era evidente la terminación de la luna de miel, no solo del general con la sociedad, sino del ejército con la misma, y, por supuesto, "los inductores de este proceso fueron los estudiantes", concluye.


Como símbolo a la memoria de quienes cayeron y un mensaje a las generaciones de hoy reposa en el edificio Murillo Toro, una placa con diez nombres imborrables en la historia del país.

Sin tirar ni una piedra

Los hechos del 8 y 9 de junio jamás fueron condenados por el general Rojas, como esperaban los estudiantes. Éstos en su dolor, y ante la tragedia, convirtieron el comité de carnavales en comité estudiantil y así surgió la Federación de Estudiantes Colombinos (FEC), que sin proponérselo haría el principal contrapeso al régimen.

Era el momento de reclamar nuevamente la autonomía universitaria, establecida mediante la Ley 68 de 1935, cercenada por Laureano Gómez,. El estudiantado, con la participación de la mayoría de las universidades del país, se aglutinó en la FEC. "La Federación debe asentarse sobre una organización vertebrada y efectiva", decía el periódico Junio en su primera edición, que circuló el 8 de octubre de 1954. Organización a la que Rojas Pinilla respondió con el nombramiento del coronel Manuel Agudelo como rector de la Universidad Nacional. "No vamos a analizar los méritos del coronel, ni a polemizar con nadie sobre ellos. Él es un hombre de armas"; además, "el nombramiento de un rector militar en nada difiere de la intromisión policial a la Ciudad Universitaria en la trágica tarde del 8 de junio", controvirtieron los jóvenes en el documento censurado Condiciones para dirigir la Universidad . Un mes después, la acción de los estudiantes, que se botaban al césped cuando veían llegar al rector, custodiado por sus oficiales, dándole a entender que podían ser víctimas de sus balas, lo tumbó.

De ahí en adelante, una serie de presiones al régimen de Rojas, como la famosa carta que criticaba la moral del gobierno, con más de 1.200 firmas, publicaciones clandestinas con propuestas políticas, sociales, económicas y culturales "a la patria", la convergencia de grupos disímiles en pensamiento y condición social, dieron base a la ruptura. El país empezó a entender que no había cambiado nada. Como lo expresa el ex ministro Eduardo Suescún, "habían cambiado los saludos y los abrazos, pero el aparato represivo que acompañó a Laureano Gómez se mantenía intacto". En últimas, el desencanto del estudiantado frente al pacificador, que comenzó con la muerte de Uriel Gutiérrez, terminó invadiendo a la sociedad, que vio determinante sacar al dictador.

Medio siglo después, vale la pena preguntar qué pasó con ese movimiento estudiantil y con esas ideas reformistas a las que tanto se les temió. Pareciera haber ganado el miedo a sus planteamientos, pues sin haber tirado una piedra, su instinto natural de libertad y democracia les permitió convertirse en la esperanza de renovación. "El movimiento contra Rojas tuvo tanto éxito y cabal interpretación que los sectores políticos tradicionales se asustaron, y desplazaron a la juventud unida para tomar el comando de la oposición", reflexiona Eduardo Suescún.

Análisis coincidente, en parte, con las investigaciones del historiador Médofilo Medina, que ubica, luego de la Generación del Medio Siglo, "la conciencia antiimperialista de los estudiantes a partir de los años sesenta", cuando se forman las capas medias, con la organización de los maestros en sindicatos, a expensas del movimiento estudiantil. "La ilusión de hacer vanguardia pierde su sentido sociológico, pues el estudiantado ya no encuentra elementos mesiánicos": libertad y democracia.

Los mismos que se "descubrieron" en placa que brilla en la esquina de la calle 13 con carrera 7 como legado a la juventud para retomar formas "civilistas y democráticas" de lucha. Son otros tiempos. Aquellos en que la juventud se debatía entre la desesperanza, la miseria y la represión, pero no por ello con menos talento para ser artífices de otro de los anales en la historia nacional.

Novelistas y poetas, ministros y jueces, diplomáticos y médicos, científicos y líderes del campo. Llegaron a viejos, libres, con la tranquilidad de haber enaltecido a Colombia, casi silenciosamente. La Generación del Medio Siglo, ¡presente!

* Periodistas Unimedios.

El fascismo colombiano

Heil Alvarof Hitler!
Hermosísima pieza histórica la que nos entrega el analista Pinzón Sánchez sobre el fascismo y su pérfida presencia en Colombia. Escrito alleccionador y educador que nos lleva a entender el por qué del Terrorismo de Estado en Colombia y su práctica por parte de la oligarquía colombiana con la dirección persistente y criminal de los Estados Unidos.


Por Alberto Pinzón Sánchez, ANNCOL

Ha sido tan profunda y perecedera la experiencia del nazi-fascismo en la humanidad entera, que su caracterización, a pesar de los tantos y muchos estudios y ensayos salidos desde todas las ramas de la ciencia, no han hecho otra cosa que mostrar la manera tan compleja y diversa como se ha ido expresando la contradictoria esencia de este fenómeno económico, político y social contemporáneo aún inacabado.

Antes de iniciar cualquier acotación, hay que reconocer de manera autocrítica profunda, que el concepto limitado, surgido en el pensamiento marxista y el movimiento obrero europeo de la época de su asenso, a pesar de la paralización y las limitaciones impuestas por la interacción directa del stalinismo y el nazismo (que tuvo su expresión máxima en el pacto diplomático Ribentropp- Malenkof en 1939); logró captar tres aspectos esenciales del fenómeno. Uno, la ya clásica caracterización que hiciera Dimitrov, de la 'dictadura terrorista abierta y sanguinaria de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero'.

Dos, el hecho de que en las condiciones de desarrollo de los monopolios del capitalismo industrial y financiero, una centralización tan enorme del poder del Estado, implicaba además la destrucción de la mayoría de las conquistas del movimiento obrero contemporáneo y la desmoralización permanente de su conciencia de clase.

Y tres, un nuevo reordenamiento y reparto del mundo por parte de estos monopolios, que permitiera el despojo y rapiña inmisericorde de los pueblos atrasados y coloniales, y diera cuenta de las realidades de ese momento: Alemania en todas partes, Italia en los Balcanes y Abisinia, Japón en el Sur de Asia, etc.

Pero no era todo. Tal y como lo había sugerido Marx en la introducción general en el siglo anterior, Hacía falta verlo como totalidad en movimiento, no solo expresión mecánica de la economía en una forma terrorista, cruel y represiva de gobierno burgués, para destruir el proletariado organizado y ejecutar un nuevo reparto imperialista del mundo; sino con sus implicaciones dialécticas en doble vía en toda la sociedad capitalista desarrollada, en donde se engendró en un momento determinado de su historia:

Además en la 'hegemonía' ideológica y política. En los aparatos represivos del Estado tanto armados como jurídicos y carcelarios. En las estructuras tanto políticas y propagandísticas, como educativas, religiosas, morales e incluso artísticas que el Estado posee para imponer dicha hegemonía. En las maquinarias represivas tanto armadas como jurídicas y carcelarias de que dispone para ejecutar su 'coerción'. Así como en las particularidades históricas y desarrollos que caracterizan cada régimen, es decir en el nudo o bloque de clases dominante y su relación con las clases subordinadas, de cada país, pues el fascismo no surge y cae del cielo en el horizonte social, como un rayo seguido de un trueno, sino que se incuba durante un largo periodo como un huevo de serpiente.

La catástrofe innombrable de muerte y destrucción que asoló al mundo, llamada pomposamente 'segunda guerra mundial' y sus secuelas que duran hasta hoy, le han mostrado a la humanidad en la práctica los vacíos teóricos e indecisiones surgidas de los ' juegos de interacción', que impidieron hacerle frente con éxito en su momento oportuno, al surgimiento y consolidación del monstruo nazi-fascista.

Ahora vayamos a la Colombia actual

En Colombia desde la muerte de Simón Bolívar (1830), se enfrentan en una cruenta lucha de clases; una oligarquía latifundista y financiera transnacionalizada apoyada desde ese entonces por el gobierno Norteamericano; contra el 'pueblo trabajador' (concepto manejado por Gramsci en 1921 que incluye tres clases sociales, los obreros, los campesinos y las abundantes capas medias).

Esta lucha de dominación y explotación, se desarrolló hasta el pacto de Benidorm en 1957, bajo la forma de ciclos recurrentes de guerra sectaria bipartidista entre los trabajadores reclutados a la fuerza y adscritos a uno de los dos partidos tradicionales, liberal-conservador, seguida de un pacto de paz para el reparto del presupuesto estatal. En el siglo XIX nueve (9) 'guerras civiles bipartidistas de grandes proporciones y en siglo XX la guerra civil liberal-conservadora no declarada llamada 'violencia', iniciada en 1946 pero generalizada a partir del asesinato del líder de la izquierda liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 y cuyo fin se pactó en Benidorm en 1957, con la instauración del Frente Nacional bipartidista. (Fernando Guillen Martínez. Editorial Planeta. Bogotá. 1.996).

Sin embargo, esta última guerra desarrollaría en su interior la toma de conciencia y diferenciación clasista de amplios sectores de los trabajadores del campo y la ciudad colombianos, levantados en armas mediante la forma de guerrillas defensivas de supervivencia.

En junio de 1953 el gobierno 'corporativo' conservador, ejercido por el dictador civil e ideólogo falangista Laureano Gómez, ante la imposibilidad de derrotar militarmente las guerrillas liberales-gaitanistas y comunistas, es reemplazado mediante un golpe militar apoyado por la embajada Norteamericana, por el general Gustavo Rojas Pinilla, quien instaura una dictadura militar abierta. Uno de sus primeros actos de gobierno es proponer una amnistía para los guerrilleros. En los llanos orientales pactan Guadalupe Salcedo y Franco Isasa. En el Magdalena medio Rangel Gómez. En el Sumapaz se desmoviliza Juan de la Cruz Varela y en el Tolima Isaura Yosa y Jacobo Prías Alape. Se acogen también las guerrillas de Urrao y las del rio Sinú. El otro acto de gobierno importante de la dictadura, fue pagar el apoyo brindado con el envío a Corea en 1954, de un importante batallón de militares colombianos, a guerrear bajo órdenes directas de oficiales Norteamericanos.

Uno a uno van cayendo ajusticiados a manos del tenebroso servicio de inteligencia colombiano (SIC), los más importantes jefes guerrilleros desmovilizados. Otros como el dirigente comunista agrario e indígena paéz Isauro Yosa (a. Líster) son encarcelados y enviados al campo de concentración de Cunday en Tolima. Los pocos que pueden se refugian montaña adentro. El llamado 'batallón Colombia' regresa con oficiales altamente entrenados y férreamente adoctrinados en la lucha contra el comunismo internacional, y apoyada por el Ejercito Norteamericano, la dictadura militar elabora el Plan para desembarcar 9.000 soldados, controlar la región tolimense donde se encontraban los desmovilizados filocomunistas y así da inicio a la operación en junio de 1955, con el bombardeo masivo e indiscriminado de la región de Villarrica. Una nueva guerra hasta entonces desconocida en el país que dura hasta hoy día, se le había impuesto al pueblo trabajador colombiano: la guerra de baja intensidad (GBI) (Jacques Aprile. Crónica de Villarrica. ILSA. 1.991).

El ejercito colombiano la llamó guerra contra-insurgente y sus lineamientos básicos los había establecido en un memorando secreto el famoso Brigadier General William P.Yarboroug en Fort Braga (Carolina del Norte): 'crear una fuerza clandestina para realizar funciones de contra-ataque y contra-propaganda y, si fuese necesario ejecutar acciones paramilitares de sabotaje o terroristas contra los oponentes comunistas declarados, que Estados Unidos debe respaldar. Unidades de búsqueda y aniquilamiento, que le quitarán el agua al pez' como el General Ruiz Novoa comandante del batallón Colombia en Corea, alumno aventajado del General Yarboroug y jefe de la operación en Villarrica Tolima, le aseguró a la escritora de Human Rights Watch, Robin Kirk. (Ver su libro; Más terrible que la muerte. Ed Paidós. 2.005. Barcelona. Págs. 76 y ss).

No era mucho pedir. La historia política y militar del bloque de clases dominante en Colombia, estaba llena de experiencias de la utilización de fuerzas para-militares al estilo de los 'Freikorps' anticomunistas usados en su lento asenso al poder por el nazismo hitleriano: Estaban los 'guerrilleros de cristo-rey' de la década de los treinta. Los 'chulavitas, los pájaros y los bandoleros' usados a discreción durante la 'violencia del cincuenta', de acuerdo la dinámica de dominación y de afianzamiento del poder del Estado, en cada región del país. (Ingrid Johanna Bolívar. Violencia Política y formación del Estado. Cinep-Uniandes. Bogotá 2003).

Así a partir de Villarrica en 1955 y hasta hoy, lentamente y etapa tras etapa, gobierno tras gobierno, amparados y protegidos oficialmente con la impunidad de todo el Estado colombiano, el paramilitarismo creado en Fort Bragg, fue cumpliendo todos los objetivos clásicos de la guerra de baja intensidad: control de territorio, control de recursos, control de población, tareas de inteligencia y eliminación del 'enemigo interno', consolidando en todo el país un régimen de Terrorismo de Estado.

Al punto que medio siglo después, en cuanto al objetivo de la eliminación del enemigo interno con el fin de quitarle el agua al pez, se calcula que han sido fusilados o desaparecidos en operaciones encubiertas típicas de este modo de operar, más de 100.000 dirigentes cívicos, populares sindicales, maestros, indígenas, afro descendientes, estudiantes, y en especial más de 4.000 cuadros políticos del partido político de izquierda marxista llamado Unión Patriótica.

Y en cuanto a los otros objetivos del control de territorio, control de recursos y control de población; actualmente se pueden presentar los siguientes resultados: 44 millones de hectáreas de la mejor tierra del país han sido quitadas a 4 millones de campesinos y han sido apropiadas por 2.428 terratenientes paramilitares (Centro de investigaciones de la Universidad Nacional de Colombia Mayo 7 del 2006).

A lo cual se le puede agregar el balance provisional que hace un reconocido economista y columnista del diario conservador el Colombiano de Medellín: 'Los paramilitares han transformado tan violentamente y en tan poco tiempo el paisaje cultural, social, económico y político con esa suerte de acumulación de narco-capital. Han modificado la economía, con nuevos renglones agroindustriales, nuevas compañías aéreas, la inversión en sistemas de comunicación -en varias ciudades intermedias participan en la introducción de sistemas de seguridad visuales a través del Internet inalámbrico- han potenciado la regionalización económica ensanchando la frontera agrícola, con nuevas empresas de palma africana y otros cultivos de plantación. Al tiempo, realizan la más violenta contrarreforma agraria -la revista Cambio recientemente ilustró el caso de Urabá- sólo comparable a la que se hizo con la otra guerra, que eufemísticamente llamamos La Violencia del 50 y de la que surgió la estructura del poder actual.

Debiesen ser asunto de análisis las nuevas capas sociales que de allí se están desprendiendo. Del binomio patrones-peones, ha surgido un 'nuevo campesinado' que se transporta en moto y que dejó como asunto de museo, al Juan Valdés de la mula y el café. Es un 'campesinado' que juega de peón diurno y de paramilitar nocturno. Si bien trabaja en el campo, intercambia e influye decididamente en los cinturones populares de las ciudades, mientras, sus 'patrones' hacen tránsito de 'señores de la guerra' a empresarios urbanos y agroindustriales, en un equilibrio inestable entre lo legal y lo ilegal. Entre el narcotráfico y el mercado negro de la gasolina, junto al control de servicios del Estado como la Salud (ARS), y la 'seguridad' de amplias regiones de la geografía nacional. Han incursionando con éxito en los últimos tres años en el dominio político y de seguridad de algunas capitales departamentales, donde han llegado a relaciones simbióticas con las administraciones municipales: los alcaldes se permiten reclamar el éxito de la disminución de los homicidios y de los delitos contra la propiedad, mientras que muchos sectores populares confunden esa Pax Romana y esa seguridad, con la seguridad democrática' (El Colombiano 01, 06,05).

Lo que constituye un avance, a pesar de no decir una sílaba sobre el dominio que tiene este narco-capital en el llamado 'Sistema Financiero Nacional', la especulación financiera, el lavado de activos, la reevaluación de la moneda colombiana, y en la miseria generalizada y desnutrición infantil producida por el Neoliberalismo en campos y ciudades, ampliamente documentada en recientes estudios sociales de la Oficina de las Naciones Unidas para Colombia.

Sin embargo y a pesar de todo esto, el supremo objetivo para el que fueron creados de ganar para sus creadores la guerra anticomunista en Colombia, aún no se ha podido cumplir y muy por el contrario, el conflicto social y armado continúa avanzando implacable sin solución e incluso agravándose.

Y así llegamos al actual gobierno del presidente Uribe Vélez iniciado en el año 2002, durante el cual concluye todo el proceso económico social de asenso, consolidación e inserción en la sociedad de esta nueva burguesía mafiosa y lumpenesca, con la promulgación por parte de un parlamento de bolsillo de una ley de impunidad jurídica y lavado de sus narco fortunas, que se conoce como la legalización del Terrorismo de Estado en Colombia, y que no es mas que el establecimiento definitivo de un Estado fascista, para imponer en el país por medios de la guerra contra-insurgente el desigual pero libre mercado del Imperialismo y propagar la pobreza de la mundialización Neoliberal.

Y decimos que es un Estado fascista no por mera consigna de agitación sino como concepto de análisis sociológico de amplias connotaciones políticas, porque además de lo hasta aquí expuesto, existen otras razones:

Primero, no es solo ese 'clima moral envenenado' que rodea todo ascenso del fascismo, como lo señala el amauta Mariategui, sino la forma cómo se ha manipulado por parte de los medios de comunicación de masas y la 'propaganda nazi', la psicología de las abundantes capas medias colombianas, para generarle en esa amplia base social, un verdadero culto a la personalidad del presidente Uribe Vélez hasta convertirlo en un verdadero mini-führer, quien como los 'caudillos' fascistas Franco en España y Salazar en Portugal, no ha necesitado recurrir a realizar las millonarias manifestaciones de Mussolini o Hitler. Le ha bastado con las encuestas de popularidad y opinión, que le realizan periódicamente los medios masivos de comunicación y propaganda.

Segundo. Podemos también observar, cómo la larga y tórpida crisis colombiana, se intenta solucionar con una variedad criolla 'corporativa y gremial' de gobierno (dentro del cual el generalato actúa como un gremio más), lo cual es claramente fascista.

Tercero. Cómo se aglutina a la población sobre la satanización del enemigo interno (el basilisco comunista o terrorista) que será derrotado por el beatífico San Jorge, y cómo se genera un Estado policial de mutua sospecha, basado en las denuncias sin rostro de en un millón de soplones o 'sapos' pagados por el Estado.

Cuarto. Cómo se entrelaza la política gubernamental con organizaciones religiosas tradicionales de corte fascista internacional, tales como el Opus Dei, y Tradición Familia y Propiedad.

Quinto. Cómo se exalta el patrioterismo nacionalista y se genera un estado de zozobra permanente en contra de los países vecinos, acusándolos de ser los responsables de los problemas internos de Colombia.

Sexto. Cómo se gobiernan con una pandilla de amigos, compinches y asociados o familiares, que se posicionan unos y otros en los cargos gubernamentales y usan el poder gubernamental y la autoridad para proteger a sus amigos de la responsabilidad de rendir cuentas, y apropiarse descaradamente de los recursos y del tesoro nacional.

Séptimo. Cómo se realizan elecciones fraudulentas, se manipulan con campañas amenazantes en contra de los candidatos opositores e inclusive el asesinato de los mismos, o se controla descaradamente el aparato electoral del Estado. Se induce la descomposición de los partidos políticos y se permite que el parlamento de Augías, sea controlado en su mayoría por el narco-capital y legisle en su favor en el marco de un aparente régimen democrático y parlamentario.

Octavo. Cómo se obliga al exilio (cuando no se les mata) a intelectuales y escritores críticos y se trata de generar una atmósfera de 'amnesia colectiva', mediante la creación de comisiones estatales de la verdad de bolsillo y el uso de una 'neo-lengua tecnocrática de los reality shows', como la llama Humberto Eco.

Décimo. Cómo se ha ido eliminado y desmoralizado al sindicalismo democrático y clasista destruyendo las pocas conquistas del movimiento obrero. Se ha penalizado la más mínima protesta social o huelga, (para no detenerme en los demás derechos sindicales).

Decimoprimero. Cómo se ha hostilizado a las organizaciones que defienden los Derechos Humanos, perseguido a sus promotores y rechazado y ridiculizado sus informes.

Decimosegundo. Cómo se ha convertido el aparato judicial del Estado, la Fiscalía de la Nación y las oficinas de inteligencia del Estado, en corruptas agencias clientelistas de la presidencia.

Decimotercero. Cómo se ha generado un clima permanente de guerra y se ha militarizado la sociedad entera, intoxicándola con los medios de comunicación y ostentosos desfiles militares semanales.

Decimocuarto. Talvez el más importante: Cómo se ha fortalecido la economía y la máquina para la guerra, y se ha generalizado la corrupción de los contratos y compras de armas dentro de las filas del ejercito, con dineros provenientes no solo de los narco capitales, sino de los inmensos recursos provenientes del presupuesto de la nación, quitados a otros sectores de la sociedad como la salud o la educación. Y cómo los dineros provenientes de los contribuyentes de los Estados Unidos, para adelantar una guerra química y militar de destrucción y ecocidio, llamada en la propaganda fascista 'war drug'; lo único que ha conseguido es mantener estable el precio y la calidad de la cocaína en las calles de las ciudades Norteamericanas, tal y como lo acaba de reconocer el diario New York Times (19 Agosto 2006), y frente a lo cual el ex ministro del Interior del régimen Sabas Pretel, director del poderoso gremio de los grandes comerciantes colombianos, ha tenido que reconocer que todo ese esfuerzo militar ha servido para que la oferta no sea excesiva y tumbe los precios de la siguiente manera: ' Si no lo hubiéramos hecho el país de ellos, Estados Unidos, Europa, estaría, literalmente, inundada de coca' (efe/terra 21 agosto 2006).

Así las cosas uno puede volver a preguntarse: ¿Es esto fascismo?
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Texto de la lectura hecha por Alberto Pinzón Sánchez, el 23 de agosto 2006 en la sede de la Asociación Latinoamericana de la ciudad Alemana de Dresden.



Columnistas
25.08.2006

«Soñar no cuesta nada»

Domínoco Nadal nos habla hoy de los sueños de los pobres soldados que encontraron la 'guaca' y condenados por 'peculado por apropiaci'on', en tanto los guaqueros de cuello blanco gozan de impunidad. Los sueños de Paz de los colombianos y los sueños por una Nueva Colombia, soberana, bolivariana y socialista.


Por Domínico Nadal, ANNCOL

En este país los pobres no tienen derecho a soñar. Hasta de eso han pretendido apoderarse la oligarquía y el imperio que la amamanta. Los sueños de los pobres por una vida mejor son arrancados de tajo por la represión estatal a través del Terrorismo de Estado, en su variante narco-paramilitar.

«Los sueños de unos pobres soldados»

Hasta los sueños de unos pobres soldados son destruídos. Los pobres diablos fueron enviados a una ‘zona de candela’ –a la que no envían sino hijos de pobres, porque los hijos de ricos no pagan el servicio militar-, y la buena –o la mala?- fortuna hizo que dizque descubrieran ‘una guaca’ de las FARC.

¿Y los ‘guaqueros’ de cuello blanco que se han apropiado de Findeter, Incoder, Supervigilancia, o Jorgito Noguera Cote?

Hasta donde yo tengo entendido la expresión ‘guaca’ se utiliza para describir los tesoros que los pueblos indígenas enterraban con sus muertos, porque según la cosmología indígena la muerte es otra etapa de la vida, y por ello al muerto se le dotaba del menaje para su largo viaje. Y los ‘guaqueros’ son los depredadores ‘blancos’ que profanan esas tumbas por esas riquezas. Así que no sé si sea una nueva variante de ‘guaca’ la que utilizan los medios de comunicación oligárquicos.

En todo caso, los soldaditos se encontraron esa ‘guaca’ y estaba llena de dólares y pesos. Esos pobres soñaron con que se les ‘había aparecido la virgen’ y que con esa plata saldrían de pobres. Se equivocaron de cabo a rabo. Para los sectores dominantes –oligarcas civiles, oligarcas militares, oligarcas mafiosos, y todo sus especímenes- los pobres no tienen derecho a soñar con salir de pobres.

Los generales y coroneles –en carrera para ser generales-, agarraron a los pobres soldaditos y les EXIGIERON que les entregaran el dinero, y otros más ambiciosos los enviaron nuevamente a la ‘zona’ para que buscaran más ‘guacas’. Como los pobres suboficiales y soldaditos no entregaron el dinero, entonces los ‘judicializaron’, es decir, los acusaron –acuseta, acuseta, donde no quepas, no te metas!- y los denunciaron ante la ‘justicia’ por haber cometido el delito de apropiarse de esos dineros.
Claro que si hubieran sido ellos los que hubieran encontrado la ‘guaca’, todo hubiera pasado de agache, todo calladito. Casos hay muchísimos. ¿Cuántos generales son multimillonarios? Y no es porque reciban un salario exorbitante. Son multimillonarios porque se hacen ricos apropiándose de dineros de narcotraficantes –cuando ellos mismos no son narcos-, o dineros de la delincuencia común.

¿Cuántos oligarcas se han convertido en multimillonarios robándose las arcas del estado? No caben en una lista de aquí –Bogotá- a la Luna. Recordemos algunas de las más famosas ‘guacas’: Foncolpuertos, Ferrocarriles, Contraloría, Idema, Caja Agraria, etc, etc. Y en este gobierno, recordemos las ‘guacas’ de Findeter, Incoder, Supervigilancia Privada, el DAS –ahí está Jorgito (el queridito de Alvarito) que se ‘encontró’ la ‘guaca’ de la dirección de ese organismo. O la ‘guaca’ del famoso Londoño que se ‘encontró’ la ‘guaca’ de ECOPETROL y se ‘apropió’ de más de 13 millones de dólares.
Sin embargo, estos ‘guaqueros’ de cuello blanco gozan de impunidad y ni siquiera son condenados por el delito de ‘peculado por apropiación’, por el cual condenaron a los pobres soldaditos.

«El sueño de la Paz»

El imperio y la oligarquía pretenden acabar el sueño de Paz de los colombianos.

La declaratoria de guerra de la oligarquía acabó con el sueño de paz de 48 hombres y mujeres de vivir felices cultivando el campo. Era la advertencia de la oligarquía de que no aceptaría ninguna otra visión en Colombia. Se inició así la negra noche en que nos han sumido los oligarcas y han tratado de acabar con esos sueños de paz de todos los colombianos.

Pero el pueblo colombiano sigue soñando con la Paz, y cada día adelanta acciones para construirla. Enfrentando las políticas de guerra del gobierno, no sólo las militares, sino también las económicas como el TLC, la ‘nueva Reforma Tributaria’, las privatizaciones de empresas estatales como ECOPETROL y el Seguro Social. O como los indígenas Paeces que acordaron con el comandante Jerónimo de las FARC formas y métodos para que su resguardo viviera en paz, y la verdad es que esta paz sólo es perturbada por la invasión de las fuerzas militares oficiales del régimen, como cuando ridículamente ‘hicieron soberanía’ en Marquetalia.

«El sueño de una Nueva Colombia»

El sueño por la Paz es parte indivisible, constitutiva, del sueño por la Nueva Colombia.

El pueblo colombiano sigue construyendo la paz cuando enfrenta las políticas criminales del régimen oligárquico-mafioso-imperial. Políticas asesinas que mata con balas y mata silenciosamente con niños muertos por desnutrición y en los fatídicos ‘paseos de la muerte’. Que utiliza el brazo criminal de los narco-paramilitares para su Terrorismo de Estado, y ahora pretende legalizarlos e institucionalizarlos.

En esa lucha de construcción de la Paz se inscriben las acciones de la guerrilla, como las FARC, que ha enfrentado con las armas en la mano –porque no han dejado otra opción- todos los planes asesinos que al amparo de la Doctrina de Seguridad Nacional han diseñado los ‘ideólogos’ del imperio, las cuales han sido aplicadas al pie de la letra por los indignos gobernantes colombianos.

Las FARC han enfrentado desde el Plan LASO en 1964 hasta el Plan Colombia (Plan Patriota), planes puestos en práctica por 12 presidentes de Colombia (incluyendo a Uribe Vélez en sus 2 períodos), y desde su nacimiento han enarbolado la bandera de la Paz. Una Paz que se concibe producto de un proceso de diálogo que contemple atacar las causas que han generado la guerra, es decir, ‘tocar’ el problema desde sus bases económicas, políticas, económicas, sociales y de soberanía nacional.

Este sueño lo acompañamos la gran mayoría de los colombianos, a pesar de todos los esfuerzos que hace el imperio y sus acólitos por evitar por la fuerza fatídica de sus armas asesinas, que lo abracemos y lo hagamos nuestro.
El sueño de la Paz es parte constitutiva, integral, indivisible, del sueño de una Nueva Colombia soberana, bolivariana y socialista, duélale a quien le duela, árdale a quien le arda!

miércoles, agosto 03, 2005

Opiniones e interrogantes sobre la Ley de Justicia y Paz

La Unidad Investigativa de Indepaz recopiló cerca de 20 argumentos y opiniones sobre la Ley de Justicia y Paz aprobada en el Congreso el pasado 21 de junio y que está a la espera de la firma del gobierno. La confesión, las víctimas, la misión de la OEA, la extradición, la comisión de la verdad, los estándares internacionales, la aplicación de la ley y el futuro de Ralito, son los temas que enmarcan las diferentes percepciones. Además, propone tres interrogantes: La opinión de organismos internacionales de D.D.H.H, la jurisprudencia de nuestra Corte Constitucional y los derechos patrimoniales de las victimas y la licitud de los bienes. Así, este artículo da cuenta de la complejidad del tema e invita al análisis riguroso y profundo de la ley.

Fecha de publicación: 2005-07-18
Autor/Fuente: Unidad Investigativa de Indepaz

SOBRE LA CONFESIÓN

Gina Parody. “Se necesita una confesión total de los delitos que incluya la versión de las víctimas. Así se garantizaría un mínimo de verdad sobre las masacres, desapariciones y homicidios cometidos en el país en los últimos años. Y de paso se establece la magnitud del robo de tierras y otros bienes”.

Rodrigo Rivera. "Podríamos estar a las puertas de la más gigantesca operación de lavado de activos de la historia y se debe evitar que el sueño de los carteles de la droga, de lavar sus fortunas y prontuarios a cambio de parar el terror, llegue a convertirse en política oficial" (1).

Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU. La ley "podría llevar, en lo jurídico y en lo práctico, a la concesión de importantes beneficios atenuantes de responsabilidad penal a personas que hubieren cometido la gravísima conducta de la desaparición forzada de personas, sin que se asegure su contribución previa a la obtención de dicho beneficio para el esclarecimiento del caso correspondiente (...)".

Luis Carlos Restrepo Ramírez, Alto Comisionado para la Paz (2). “El texto conciliado y aprobado el pasado 22 de junio de 2005 por el Congreso de la República complementa la ley 782 de 2002, cuyos beneficios solo pueden concederse a responsables de delitos indultables. No hay perdón para delitos atroces. Los responsables de delitos como secuestro y homicidio, hasta delitos atroces, deberán someterse a un procedimiento judicial especial que aplica los principios de la justicia restaurativa, centrando su atención en la colaboración con las autoridades por parte de los procesados y la reparación a las víctimas”.

Alfredo Rangel Suárez, analista Director de la Fundación Seguridad y Democracia (3). “Tal vez habrá que esperar a que se firme el último acuerdo de paz en nuestro país para valorar en toda su dimensión los logros de la Ley de Justicia y Paz. Por lo pronto puedo arriesgar una conjetura, y hago apuestas: ni las Farc ni el Eln aceptarán dicha ley por considerarla demasiado dura para ellos, aun cuando simultáneamente la estimen demasiado blanda para los paramilitares.

Con estos grupos guerrilleros firmaremos en el futuro acuerdos de paz que no incluirán las confesiones, ni las penas, ni las expropiaciones, ni las reparaciones a las víctimas contenidas en esa ley. Con ellos habrá que barajar de nuevo las condiciones jurídicas para su desmovilización y reinserción –y, ojo, ni siquiera hablo de desarme, para el caso de las FARC –“.

SOBRE LAS VICTIMAS

Comisión Colombiana de Juristas – CCJ (4). “Las víctimas siguen sin poder participar en el procedimiento para determinación de responsabilidades y de hechos. Al contrario, la participación de las víctimas se reduce a la facultad de solicitar y participar en el incidente de reparación después de la audiencia de aceptación de cargos.

(...) Además, a pesar de las modificaciones, subsistieron los fuertes obstáculos para la reparación efectiva de las víctimas. Los victimarios sólo deberán entregar para la reparación los bienes de procedencia ilícita, no se enfrenta la deliberada insolvencia de los criminales, la reparación queda sujeta a la disponibilidad de recursos económicos y, por si fuera poco, los recursos del fondo de reparaciones son aleatorios”.

Luis Carlos Restrepo Ramírez, Alto Comisionado para la Paz. “Más allá de la reparación material o indemnización –como ha sido usual en Colombia –, el proyecto establece la necesidad de adelantar acciones de restitución, rehabilitación y satisfacción. Se integran también, por primera vez a la ley penal nacional, las figuras de la reparación simbólica y garantías de no repetición. Ante la autoridad competente o mediante un incidente de reparación si así lo prefiere, la víctima demanda sus pretensiones y aporta pruebas, quedando en manos del juez la toma de decisiones. La ejecución de las labores de reparación corre a cargo del Fondo para la Reparación a las víctimas. Un Consejo Nacional de Reparación y Reconciliación, presidido por el Vicepresidente de la República y con representación de diversos estamentos, entre ellos las organizaciones de víctimas, es el encargado de supervisar las labores de reparación y de presentar un informe público sobre el surgimiento y accionar de los grupos armados ilegales que se desmovilicen. Dicho consejo debe velar además por el eficaz desmantelamiento de las organizaciones armadas ilegales, poner en marcha programas de separación colectiva en las regiones donde éstas han operado y coordinar las Comisiones Regionales para la Restitución de Bienes”.

Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (5). “5) La ley aprobada no ofrece suficientes mecanismos para superar los obstáculos para una efectiva reparación a las víctimas. No garantiza que el Estado y sus instituciones presten el apoyo pro-activo que las víctimas tienen derecho a tener y a esperar, siendo las más vulnerables, expuestas y, muchas veces, justamente las más débiles por su condición de víctimas o familiares de estas. Tampoco aborda adecuadamente la situación específica de ciertas víctimas (niños y niñas, mujeres, pueblos indígenas y miembros de comunidades afro-colombianas).

Básicamente, la ley hace depender la reparación, por parte de los victimarios, de los bienes y recursos que éstos quieran declarar y entregar. Pone la carga para obtener reparaciones sobre las víctimas, sin darles el apoyo adecuado del Estado en el proceso judicial. Además, aborda insuficientemente la responsabilidad estatal de reparar en los casos que directamente le corresponde. Tampoco cubre la responsabilidad que tiene el Estado de esforzarse por asegurar la reparación en los casos en que los victimarios no cumplan o no puedan cumplir con la reparación. (Artículos 5, 23 y capítulo IX)”.

Se puede prever que la insuficiente reparación a las víctimas no va a contribuir positivamente al necesario proceso de reconciliación.

SOBRE LA MISIÓN DE APOYO AL PROCESO DE PAZ, MAPP /OEA

Human Rigths Watch (6)."Les urgimos fuertemente (...) dejar de apoyar de inmediato a la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA)", dado que "no pidió ningún cambio a los serios defectos del proyecto" y "en lugar de presionar para que se cumplieran las normas internacionales, la misión apoyó el proceso sin condiciones, dando legitimidad a las acciones del Gobierno".

SOBRE LA EXTRADICIÓN

Presidente Álvaro Uribe (7). Si alguien quiere evitar la extradición, "debe someterse a un proceso de contrición, a un proceso de arrepentimiento, a un proceso de cumplimiento riguroso de la Constitución, de construcción de credibilidad en la comunidad nacional e internacional".

El Embajador norteamericano (8). “EL 27 de abril del 2004, el presidente Uribe dijo que no va a negociar la extradición y que Mancuso no será extraditado mientras respalde el proceso de desmovilización. Todavía estamos pidiendo su extradición, esperamos que lo puedan extraditar(…). Cuando pedimos que alguien sea extraditado, lo pedimos en serio”.

“Siempre participamos con Colombia para que ambos países puedan elaborar casos jurídicos lo más fuertes posible. Pero los crímenes en los Estados Unidos son una cosa y los crímenes en Colombia otra. Entendemos que Colombia quiere procesar los criminales aquí, nosotros también queremos procesar los criminales bajo nuestra ley allá”.

“La ley dice que la pena alternativa puede ser cumplida afuera del país, lo que significa que ‘don Berna’ podría cumplir su pena alternativa en Estados Unidos y, al mismo tiempo, ser juzgado por crímenes no cubiertos bajo esta ley, que son muchos”.

The Guardian (9). “Jhon Kerry y 22 senadores más en julio firmaron una letra que impulsaba a Uribe a procesar a los funcionarios que colaboraron con las unidades paramilitares. Los funcionarios de la administración pueden comparar a Uribe con Abraham Lincoln, pero el comité de apropiaciones del Senado la semana pasada dijo que congelaría las finanzas a la ley de Justicia y al plan de la paz a menos que Uribe garantizara desmontar los grupos paramilitares y la extradición de los comandantes. Ni lo uno ni otro es probable que suceda bajo el plan”.

SOBRE LA COMISIÓN DE VERDAD

Edgardo Maya, Procurador General de la Nación (10). Una comisión de la Verdad, como las creadas en otros países, debería obtener "el reconocimiento de los delitos cometidos, dentro de ellos los referidos a los inmuebles Según el Procurador, los paramilitares han acumulado "grandes superficies de tierras, que deberían servir para una indemnización a la vez material y moral, individual y colectiva".

Vólmar Pérez, Defensor del Pueblo (11).“Como los instrumentos que trae la ley son insuficientes para satisfacer el derecho a la verdad por la vía de la confesión, quiero proponerle al Gobierno, al Congreso y al conjunto de la sociedad, conformar una Comisión de la Verdad, no de carácter judicial, sino de carácter político en sentido amplio, muy al estilo de la manera como han funcionado en otras regiones del mundo, como en Centroamérica y Sudáfrica, ya que no va a ser posible judicialmente establecer de manera integral la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad y de los hechos de violencia de que son responsables los jefes de los conocidos grupos de autodefensa. Necesitamos una Comisión de la Verdad que nos haga un diagnóstico riguroso sobre como surgió el fenómeno del paramilitarismo en Colombia, cómo se han financiado estas organizaciones y que establezca de qué delitos son responsables. Yo creo que este mecanismo puede ayudar mucho a reconstruir la memoria colectiva y la verdad histórica sobre las responsabilidades que le caben a esta organización delictiva”.

SOBRE LOS ESTÁNDARES INTERNACIONALES

Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (12). “En relación con la ley “Justicia y Paz”, aprobada por el Congreso el 22 de junio, la Oficina observa que ésta no logra reunir los elementos esenciales aconsejables para establecer una justicia transicional que, en aras de ser un instrumento de paz sostenible, prevea incentivos y ofrezca beneficios para que los grupos armados ilegales se desmovilicen y cesen sus hostilidades, a la vez que garantice adecuadamente los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia y a la reparación”.

José Obdulio Gaviria Vélez (13). “¡Que se respeten los estándares internacionales!, dicen algunos. Bueno..., busquémoslos. Yo utilicé esa lámpara de Aladino que se llama google.com. ‘Lamparita –le dije– quiero conocer las leyes de verdad, justicia y reparación aplicadas a quienes se desmovilizaron últimamente en Sudán, Afganistán, Sri Lanka o en la Cochinchina. Miles de páginas y nada encontré sobre persecución, retaliación, condenas a muerte o cadenas perpetuas. Lo que leí fue predicaciones de paz, propósitos de enmienda y reconciliación, lenguaje fraterno, mediación internacional (Noruega) y de obispos y pastores”.

SOBRE LA LEY Y SU APLICACIÓN

El Embajador de Estados Unidos en Colombia, W. Wood (14): “La Ley no es perfecta. Tuvo un debate largo y democrático y sugerencias de la comunidad internacional. La ley final no es como era el borrador original, de ninguna manera. Creo que es viable y puede adelantar la paz, la justicia, proteger la extradición y darles a las víctimas una reparación. Pero lo que más importa es que haya ejecución plena de este marco jurídico”.

"Si la Ley se ejecuta bien, estoy segurísimo que va a bajar el nivel de violencia y también del narcotráfico". “Tiene muchas fallas pero es el producto de un intenso intercambio de ideas que busca reducir el nivel de violencia contra los inocentes que así lo reclaman”.

Monseñor Luis Augusto Castro, nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal colombiana. , “Salió la ley, es una ley que hay que respetar y hay que aceptarla. Será laxa, pero es lo que tenemos y es una camino que de todas maneras ofrece una novedad que antes no la había y la novedad está en que empieza a exigirse justicia. Será poquita, pero se empieza a exigir. No hay, como podrían decir las publicaciones que últimamente han juzgado, una descarada impunidad, un perdón y olvido así no más, no, no, no. Hay exigencias de justicia y por eso es un paso adelante. Yo creo que en la aplicación habrá que ser muy estrictos para que no se vaya a caer en una laxitud, sino que verdaderamente se esté al espíritu de esta Ley. Lo que pasa es que cuando se trata de justicia transicional hay que mirar a las dos de partes, una parte es la justicia y otra parte es la paz, no hay que hacer una justicia tan rígida que rompa toda posibilidad de paz, como tampoco hay que hacer una paz construida sobre la impunidad porque eso lo hemos hecho en otras ocasiones en el país, y el resultado ha sido más conflicto y más guerra”.


SOBRE EL FUTURO DE RALITO

Embajador de E.E.U.U (15). “Santa Fe de Ralito fue creado porque no había un marco jurídico para tratar con los cabecillas y los culpables de crímenes de lesa humanidad. Ahora tenemos un marco legal y una vez la Ley sea firmada por el Presidente, difícilmente entiendo para que puede servir Santa fe de Ralito. Los paramilitares tienen que entregarse o volver a la selva”.


Interrogantes sobre la Ley de Justicia y Paz


Luego de un largo debate, caracterizado de las voces altisonantes de defensores y detractores (No olvidar a Gina), el Congreso de la República aprobó la llamada Ley de Justicia y Paz – cuya sanción se hizo dar tiempo, quizás a la espera de los resultados del viaje del Presidente -en su nuevo avión- a Europa o al trámite de la aprobación de los desembolsos y del nuevo cupo de la ayuda norteamericana en el parlamento de ese país-. Bueno, y que trae la Ley. Para ello es necesario revisar: 1. La opinión de organismos internacionales de D.D.H.H., 2. La jurisprudencia de nuestra Corte Constitucional y 3. los derechos patrimoniales de las victimas y la licitud de los bienes.

1.Organismos internacionales

Recordemos algunas de las declaraciones dadas en torno a ella y sus riesgos frente a la globalización de los derechos humanos.

La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos requirió en diferentes oportunidades al Gobierno y al Congreso que se incluyesen cambios al proyecto para ajustarlo a los estándares internacionales del derecho internacional de los derechos humanos y al derecho internacional humanitario. Defendió con ahínco esta Oficina que debía aplicarse el criterio de justicia transicional, que la desmovilización debía ser colectiva y no individual – requisito indispensable para el desmantelamiento de los paramilitares-, que debía privilegiarse que los victimarios confesarán y aportarán pruebas e información para asegurar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, y que la ley debía garantizar la reparación adecuada y efectiva de las victimas.

Por su parte, el Director de Human Rights Watch señaló que “el proyecto actual hace poco más que servir a los intereses de los líderes paramilitares: no toca sus redes mafiosas ni el poder económico que alimenta las actividades de sus grupos (…) Es un mal arreglo tanto para los colombianos como para la comunidad internacional, y sienta un precedente desastroso para negociaciones futuras con otros grupos armados”. Esta organización, se pronunció también sobre el papel de la misión MAPP/OEA y le solicitó a los gobiernos de Suecia y Holanda no continuar apoyando esta iniciativa.

No se quedó por fuera del debate, el diario The New York Times, que en un editorial propuso llamar la citada norma como “Ley de Impunidad para Asesinos, Terroristas y Traficantes de Cocaína” ya que “refleja el considerable poder político de los paramilitares”, bloquea la extradición de los líderes buscados por narcotráfico y permite que continúen “con sus negocios de drogas, extorsión, robo de tierras y otras actividades criminales sin ser perturbados”.

2. Jurisprudencia de la Corte Constitucional

A continuación revisaremos brevemente el marco que rige el análisis de constitucionalidad de la ley en cuestión. Le compete esta función a la Corte Constitucional, organismo que ha sido enfático en reiterar las obligaciones del Estado colombiano en la defensa de los derechos humanos. Basta leer lo indicado en la Sentencia C- 578 de 2002, mediante la cual se pronunció en torno de la Ley que adhirió a Colombia al Estatuto de Roma.

“…el derecho internacional ha considerado que los instrumentos internos que utilicen los Estados para lograr la reconciliación deben garantizar a las víctimas y perjudicados de una conducta criminal, la posibilidad de acceder a la justicia para conocer la verdad sobre lo ocurrido y obtener una protección judicial efectiva. Por ello, el Estatuto de Roma, al recoger el consenso internacional en la materia, no impide conceder amnistías que cumplan con estos requisitos mínimos, pero sí las que son producto de decisiones que no ofrezcan acceso efectivo a la justicia.

Figuras como las leyes de punto final que impiden el acceso a la justicia, las amnistías en blanco para cualquier delito, las auto amnistías… o cualquiera otra modalidad que tenga como propósito impedir a las víctimas un recurso judicial efectivo para hacer valer sus derechos, se han considerado violatorias del deber internacional de los Estados de proveer recursos judiciales para la protección de los derechos humanos, consagrados en instrumentos como, por ejemplo, la Declaración Americana de Derechos del Hombre, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos y la “Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder...” (Resaltado fuera de texto).

Adicionalmente, la Corte colombiana no solo ha actuado en consonancia con las decisiones adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sino que ha exigido el cumplimiento de las mismas y se ha ajustado a su jurisprudencia. En ese marco de ideas vale recordar la decisión del Tribunal internacional en el caso peruano de “Barrios Altos”, en el que se indicó que las leyes de amnistía dictadas por el Gobierno contrariaban la Convención Americana de Derechos Humanos y estimó por lo tanto que el Estado de ese país era responsable de violar los derechos de las victimas.

Y, esto, se hace más dudoso frente a la reciente decisión de en Argentina, producida por la Corte Suprema de ese país, casi 20 años después de la expedición de la ley de “punto final” y “obediencia debida”. A juicio de ese Tribunal, la referida ley desconoció la existencia de los límites que rigen las leyes de amnistía que se originan en la referida convención, especialmente las que buscan asegurar los derechos de las victimas. Se basa la Corte del país austral en la Sentencia de Barrios Altos, la cual – según la Corte argentina - generó una doctrina que es imperativa para los países suscriptores de dicha convención, entre ellos Colombia.

Para mayor ilustración, se destacan algunos apartes del fallo de Barrios Altos.

“41. Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos… prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

42. La Corte… considera que las leyes de amnistía adoptadas por el Perú impidieron que los familiares de las víctimas y las víctimas sobrevivientes en el presente caso fueran oídas por un juez, conforme a lo señalado en el artículo 8.1 de la Convención; violaron el derecho a la protección judicial consagrado en el artículo 25 de la Convención; impidieron la investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y sanción de los responsables de los hechos ocurridos en Barrios Altos, incumpliendo el artículo 1.1 de la Convención, y obstruyeron el esclarecimiento de los hechos del caso”.

Se dirá que la ley recientemente aprobada no es una ley de amnistía ni indulto. Más allá de las recurrentes declaraciones del presidente en el sentido de recordar que ya se han producido este tipo de normas en el país, que han permitido incluso a sus beneficiarios estar sentados en el Congreso, lo cierto, es que los beneficios, los plazos, las penas, pueden verse como una “modalidad que tenga como propósito impedir a las víctimas un recurso judicial efectivo para hacer valer sus derechos” en los términos de la Corte colombiana. Con un agravante, que no era ni es el común denominador en los casos peruano y argentino: La presencia perenne y permanente de otro delito internacional como es el tráfico, producción y comercialización de drogas de uso ilícito, que permea y atraviesa la negociación con las autodefensas o paramilitares. No hay que olvidar las permanentes declaraciones de funcionarios norteamericanos - más o menos cercanos a la ley aprobada- , que en lo único en que coinciden es en ratificar el “deber” y la “obligación” del Estado colombiano de extraditar a aquellos sujetos a los que se les adelanta procesos y han sido vinculados por su conexión a dicho delito, más allá de que se les otorgue estatus político por sediciosos (Para ejemplos: Mancuso, Don Berna, Giraldo y el “40”). Esta posición, puede ser la lógica, que llevó al Embajador de Estados Unidos a “gestionar” la alternativa de cumplir la pena en el exterior incorporada en la ley. Todos esas situaciones hacen obligatorio que el Estado colombiano, pero particularmente el Gobierno, deban tener especial cuidado en la aplicación de la ley.

3. Los derechos patrimoniales y la licitud o no de los bienes que se entregan.

Materias, como la entrega y recepción de bienes ilícitos se hacen muy complejas. De una parte, la extinción de dominio consagrada en la Constitución Política - además de perseguir a funcionarios inescrupulosos- , fue producto de los compromisos asumidos por el Estado colombiano para combatir el negocio de las drogas. Según esta figura, los bienes adquiridos de manera ilegal, son susceptibles de la extinción para que regresen al Estado, bien sea para que éste adelante programas y proyectos en el marco de la política antidrogas; para que impulse proyectos a favor de los desplazados como lo previó la Ley del Plan de Desarrollo, o para que se destinen a la reparación de las victimas de la violencia de los grupos y miembros de las autodefensas, en los términos de la nueva ley.

Asumiendo, que con la Ley de Justicia y Paz se privilegia este último fin, ¿puede el Estado – a través de la RSS – recibir bienes de los cuales no existe certeza sobre la manera como se adquirieron y sobre los cuales versan serias dudas asociadas a la vulneración de los derechos de quienes eran los propietarios, poseedores, tenedores y ocupantes, así como sobre el empleo de figuras como el lavado de bienes a través de testaferros?, ¿Con qué título y a través de qué títulos se entregan y reciben los bienes?, ¿Se pueden destinar a los programas de proyectos productivos por la paz, que tanto defiende el Alto Comisionado o a los que promueve Vicente Castaño?, ¿Es posible que el Estado, a través de sus distintas agencias, entregue créditos, conceda estímulos y otorgue incentivos sobre bienes a los que no se les conoce su procedencia o de la cual se tienen serias dudas? Esto sin entrar en temas más complejos, como los derechos de los grupos étnicos (Ver informes y fallos del Incoder, Defensoría del Pueblo, Corte Constitucional y Corte Interamericana de DH: Caso Jiguamiandó CurBaradó) y la protección a las zonas de relevancia ambiental y ecológica (Concesiones en parques nacionales naturales: Tayrona, Amacayacu, entre otros).

Bueno, para finalizar y no olvidar la posición norteamericana – parece ser la que prima -, recordemos el caso de Sonia, la extraditada de las FARC, quién debe atenerse a ser asistida por un abogado de oficio, en la medida en que no existe manera de probar que los dineros que utilizaría para pagar un profesional del derecho de su elección, provienen de sus actividades lícitas o de las ilícitas vinculadas al narcotráfico.



(1) Revista Cambio de Junio 24 de 2005. Volver

(2) Ver: www.altocomisionadoparalapaz.gov.co Volver

(3) El Tiempo. “Entre los "paras " y la guerrilla. Con las Farc y el Eln no habrá confesión, ni penas, ni reparación”, julio 8 de 2005. Volver

(4) Comisión Colombiana de Juristas, Boletín Número 6: “Aprobada ley de impunidad en Colombia”, Bogotá, junio 29 de 2005. Volver

(5)Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Documento del 27 de junio de 2005. Volver

(6)Carta de José Miguel Vivanco, director de HRW en América Latina, a los gobiernos de Holanda y Suecia, países que financian la veeduría de la OEA, junio 23 de 2005. Volver

(7)En respuesta a la carta de congresistas de E.E.U.U Edward Kennedy, Joseph Biden, Barak Obama, Patrick Leahy, Christopher Dodd y Russel Feingold, demócratas en las comisiones de Relaciones Internacionales y subcomités de Apropiaciones.Volver

(8)El Tiempo. “ Embajador de E.U. William Wood dice que zona de ubicación de Ralito no se justifica más”, julio 10 de 2005.Volver

(9)The Guardian. "Los intocables de la droga en Colombia”, Londres, julio 12 de 2005. Volver

(10)En entrevista a la FM, el 24 de junio de 2005.Volver

(11)Comunicado de prensa del 24 de junio de 2005.Volver

(12)Documento citado.Volver

(13)El Tiempo. “La ley de justicia y paz - No dejarse engrupir”, junio 23 de 2005.Volver

(14)Declaraciones en la página web de la Embajada, en la entrevista antes citada y en el foro realizado por el Centro Woodrow Wilson, junio 2005.Volver

(15)En la entrevista citada.Volver

Semblanza de Andrés Pastrana




El principal objetivo de Pastrana fue lograr la paz.
Cuando Andrés Pastrana Arango ganó las elecciones presidenciales en junio de 1998, sabía que su tarea no iba a ser fácil.
A los 44 años de edad, recibía un país destruido por tres décadas de guerra civil, el tráfico de drogas y la corrupción, y golpeado por una de las recesiones económicas más profundas en más de medio siglo.

El abogado y periodista Andrés Pastrana prometió poner en orden las finanzas del gobierno y eliminar la corrupción. Pero su apuesta más grande fue encontrar una solución a la guerra civil en Colombia.

Al parecer, fue una apuesta perdida.

Secuestrado

Pastrana, hijo del ex presidente Misael Pastrana, comenzó su carrera política en la Municipalidad de Bogotá, donde fue elegido dos veces en los años 80.


El dinero de las drogas alimentó la guerra civil.
Después de ser secuestrado durante su campaña, por el cartel de drogas de Medellín, se convirtió en el primer alcalde públicamente electo en 1988.

Tres años más tarde, fue elegido por el Senado pero decidió no aceptar, para presentarse a las elecciones presidenciales en 1994, donde perdió por un pequeño margen con Ernesto Samper en la segunda ronda.

Lo intentó nuevamente en 1998 y salió segundo en la primera ronda.

Gesto crucial


El líder de las FARC, Manuel Marulanda. se reunió con Pastrana después de las elecciones.
En las semanas previas a la segunda ronda, realizó un gesto crucial que, según muchos, inclinó el balance a su favor en las elecciones: declaró que si era elegido presidente, iría en persona a la selva para reunirse con los líderes guerrilleros con vistas a lograr un acuerdo de paz.

Las FARC expresaron su deseo de conversar con él.

Para muchos, esto demostró que Pastrana era capaz de asumir grandes riesgos para devolverle la paz a Colombia.

Ganó las elecciones y 18 días más tarde cumplió lo prometido: se encontró con Manuel Marulanda en la selva.

Colombia en el mundo

La victoria de Pastrana marcó una nueva fase para Colombia en el plano internacional.

El presidente fue invitado a Estados Unidos para dialogar con el presidente Clinton, quien le prometió asistencia en la lucha contra el narcotráfico.

El esquema general de Pastrana ha generado controversias y muchos han cuestionado su eficacia.

Los colombianos no han visto el crecimiento económico que esperaban y las cifras de desempleo son altas.

Y todo indica que su gran apuesta, la paz con la guerrilla durante su período de gobierno, por la cual se jugó todo su prestigio político, fue al final una apuesta perdida.

martes, agosto 02, 2005

Que se deba hacer para escribir la verdad.

«¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué?», se pregunta Bertolt Brecht en el texto que hoy les presentamos.
El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.

Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

I. El valor de escribir la verdad

Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.

Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: «No hay pasión más noble que el amor al sacrificio».

En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?

También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.

Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis sólo admiten una verdad: la que les suena bien.

Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.



II. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad

Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No creáis que sea cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.

También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.

Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente esos escritores no están a la altura de su misión.

III. El arte de hacer la verdad manejable como arma

La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.

Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mi, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.

Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.

Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.

Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.

Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.

Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oir a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.

¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: «Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del «mal», la oficina del infierno, el trono del anticristo»? No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.

Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el «alemán», estigmatizan el «mal», y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.

El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la «naturaleza» del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.

El que quiera describir el fascismo y la guerra grandes desgracias, pero no calamidades «naturales» debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.

IV. Cómo saber a quién confiar la verdad

Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, le entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.

Sobre esto se ha dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la «acción de escribir a alguien» en «acto de escribir» es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.

Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.

La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: «yo soy incapaz de hacer daño a una mosca». Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.

V. Proceder con astucia para difundir la verdad

Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.

Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir «el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan», escribió: «el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan». En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, «muerto en un atentado», reemplazó la palabra «muerto» por «ejecutado», abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.

El que en la actualidad reemplaza «pueblo» por «población», y «tierra» por «propiedad rural», se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra «pueblo» implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen «intereses comunes» entre varios pueblos. La «población» de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice «la tierra», personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, y «el gesto augusto del sembrador» no se cotiza en Bolsa. El término justo es «propiedad rural».

Cuando reina la opresión, no hablemos de «disciplina», sino de «sumisión» pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo «dignidad» vale más que la palabra «honor», pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el «honor» de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el «honor» a los que trabajan para enriquecerlos.

La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días. También la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.

Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por el Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japón la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.

Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de «La Doncella de Orleans»: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.

Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca -género literario desacreditado- la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.

En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio.

Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.

Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etc. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.

Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos «ersatz», la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente no.

Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo. Los últimos descubrimientos físicos implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salva sería necesariamente la última.

Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método -la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como la biología y la química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.

Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.

Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí tenéis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.

Conclusión

La gran verdad de nuestra época -conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante- es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción.

Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.

Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.